lunes, 15 de octubre de 2007

España

La identidad nacional española adolece de muchos problemas. Existen aún hoy muchos complejos que vienen de lejos pero que mantienen su vigencia después de muchos años.

Es motivo de pudor para muchos reclamar para sí su condición de españoles o llamar a este país por su nombre, España, y no con un eufemismo ridículo como Estado español.¿Alguien llama a Canadá "Estado Canadiense"? en cualquier lugar del mundo se reirían de uno. Resulta "divertido" ver en documentos de grupos de izquierda y nacionalistas listas de organizaciones participantes con su origen; se puede leer: Francia, Italia, Bélgica, Dinamarca y...Estado Español...

Me gustaría mucho que no fuera así, que respetando el que haya un número importante de personas que no se sienten españolas, los que sí nos consideramos como tales podamos expresarlo sin vergüenza o sin temor al encasillamiento político.

El término España no ha estado connotado políticamente más que desde la dictadura de Franco. Recordemos las expresiones sinceras de patriotismo de personas muy poco sospechosas de conservadurismo como Largo Caballero, Dolores Ibárruri, Azaña, Machado, Alberti. Decía un romance de este último, durante el asedio a Madrid en la Guerra Civil: "Madrid, corazón de España, late con pulso de fiebre, si ayer la sangre le hervía, hoy con más razón le hierve". Si hoy muchos lo leyeran sin encabezamiento de autor pensarían que se trata de un fascista redomado. Pues no..

Franco dio a entender que no se podía ser español sin ser franquista y al revés. Grave maniqueísmo. Pero lo que más curioso del presente es que muchos que se reclaman de izquierda y/o nacionalistas parecen pensar igual que él (?!)

Es cierto que este tipo de discurso conviene mucho a los nacionalismos periféricos. Uno de sus objetivos últimos es deslegitimar la idea de España, o al menos reducir su atractivo. Para ello qué mejor que asociarla exclusivamente con su pasado más oscuro. De nuevo un grave maniqueísmo.

Sería necesario, creo, que empezáramos a desembarazarnos de los complejos y que empezáramos a desligar la idea de España de connotaciones derechistas. Me gustaría que llegara el día en que fuera aceptada de manera tan abrumadora como ocurre en países como Italia, Francia o Alemania, donde por cierto han sido y son mucho menos respetuosos con su propia diversidad.

En estas estamos cuando llega el discurso de Mariano. Resulta descorazonador. Justifica en base a objetivos loables -el que la idea de España sea compartida por todos, de manera incluyente- una política partidista cuyas consecuencias previsibles son precisamente las opuestas: un soufflé españolista de la derechona y una reacción opuesta de los nacionalismos periféricos. Si decía antes que es necesario desvincular España de derechismo, Rajoy y su partido hacen justo todo lo posible para que sigan siendo así. No en vano la derecha está muy a gusto así. Envolviéndose en la bandera rojigualda. Siempre han hecho gala de una concepción de España inculta, vocinglera y rácana. Es triste, pero resulta cierto.

La conclusión parece clara: nacionalistas de un lado y de otro encuentran su caldo de cultivo en todo esto, en detrimento de la propia España...

Los unos por los otros..

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Nacionalismos en España: periférico como central, comparten esta característica exclusiva y étnica que hasta los alemanes han considerado oportuno abandonar.
Nacionalismos de sangre, para un país de hidalgos.

(¿cómo estás?)

Xavier Colomés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Xavier Colomés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Xavier Colomés dijo...

Si, los nacionalismos se retroalimentan, pero ultimamente si creo que una españa plural y orgullosa de si mismo es posible (dentro de mucho, claro). Una españa que entienda que es rica por su variedad, una españa que hable mas de una lengua, una españa que escuche a los españoles, a todos, que los defienda a todos, una españa culta, que mire al futuro y que sea mucho más democratica. Una españa que rompa con el franquismo de una vez por todas, y que a los que lucharon y murieron por hacerla democratica, la democracia no les de la espalda. Sobre todo, una españa que entienda que lo que es lo es por que se quiere, no porque se impone. ¿os imaginais una españa en la que el jefe de estado hable todas las lenguas del estado? Esto que seria de cajon en francia, y aqui suena raro palntearlo, que el rey TIENE que hablar catalan gallego y vasco. Si no, que legitimidad tiene, si ya tenia poca? Pero me temo que para eso hace falta cambiar los simbolos. Refundacion o.... fracaso. Los simbolos actuales, lo digo como lo siento, no son los de todos, son los de los que agnaraon, por mas que se votase la CE en el 78.

Esta españa se ve tb desde madrid:
http://www.lavanguardia.es/lv24h2007/20071017/5340

Xavier Colomés dijo...

el link correcto
http://www.lavanguardia.es/lv24h2007/20071017/53402791077.html

Xavier Colomés dijo...

Carta a El Pais de Mario López Sellés: "Me he sentido como si por primera vez en mi vida se me hubiera dado la oportunidad de oír a un independentista explicar públicamente para todo el país las razones de su independentismo y sus convicciones democráticas. Es terrible. Hace más de 30 años que hemos enterrado al dictador y hoy me he sentido igual que cuando compareció por primera vez en TVE Santiago Carrillo para hacernos ver que los comunistas no llevan cuernos. Las respuestas de don Josep Lluís a los invitados del programa se me antoja que habrán sido para muchos ciudadanos de este país algo así como una ristra de verdades reveladas que, sin embargo, para muchos catalanes y otros muchos españoles nos parecen antiguas y dolorosas obviedades. ¿Qué se puede decir de unos españoles que desprecian el idioma catalán y quieren obligar al pueblo catalán a seguir perteneciendo a España? El Sr. Carod-Rovira puso en evidencia a esos nacionalistas españoles que no quieren una España libre y plural, la real y actual, sino una España nacionalcastellana y monárquica por la gracia de Dios, la oficial en la época de Franco. Son los mismos que vivieron plácidamente el infierno del franquismo, los mismos que blanden la Constitución hoy como ayer el catecismo, son los españoles de Franco. Hay otra España en la que muchos españoles y catalanes nos sentiríamos más a gusto. Por ejemplo la España en la que desde primaria se estudiara también la lengua catalana."